ACTIVITATS - Visites guiades a la frontera de Portbou. Un viatge a la història de Benjamin i Portbou, en l'escenari simbòlic d'una geografia que es constitueix en memòria viva / ACTIVITIES - Guided tours of the border Portbou. A trip to the history of Benjamin and Portbou on stage a symbolic geography that is living memory / AKTIVITÄTEN - Führungen durch die border Portbou. Ein Ausflug in dieGeschichte von Benjamin und Portbou auf der Bühne eine symbolische Geographie, die in lebendiger Erinnerung ist / ACTIVIDADES - Visitas guiadas a la frontera de Portbou. Un viaje a la historia de Benjamin y Portbou, en el escenario simbólico de una geografía que se constituye en memoria viva

dimarts, 3 de febrer del 2015

El forastero

El forastero.
I
Subrepticiamente atraviesa el claro de luna. El viento sopla con una fuerza inusitada. Se esconde y observa. A cien metros los carabineros, envueltos en su capote, se resguardan del frío, encerrados en la garita. Lejos las luces del pueblo parecen dormir en la soledad del silencio. Fanales de hojalata prendidos en las calles de la niñez. Ladra un perro, tan extraviado como él. Dispara al aire y huye. Les dirá que no hubo suerte.
II
El mar huele a tristeza. A tristeza oscura y profunda. Monótona el agua choca contra la quilla, a intervalos de un segundo; chaf, chaf, chaf. La noche es seca y fría como su desamparo. Cientos de estrellas iluminan el vacío de la ausencia. A penas cuatro peces y el largo y extraño camino que le lleva a casa. “Desde que tú te fuiste soy un extraño”. Entra a puerto, cruzando el cementerio. “Tú y yo tan distantes”. La noche es como un peso, de la vida, les separa la muerte.
III
Vino de lejos. De otra ciudad. Llegó en el último tren. Hablaba una lengua extraña. Se alojó en el hotel. No habló con nadie ni tampoco nadie habló con él. El extranjero era alto y delgado y tenía el cabello blanco y liso. El viento lo despeinaba. Quizás buscaba algo. El lugar y la hora. Los tambores de la muerte sonaron entrada la noche. El viento del norte golpeó con fuerza. El forastero se ahorcó, en un árbol, justo al lado del cementerio. Nadie preguntó por él. Lo enterraron sin nombre al lado de los olvidados. Alguien comentó que se parecía a Vittorio Gassman.
IV
Se asustó y pisó a fondo el acelerador. Los guardias sorprendidos se hicieron a un lado. Pensó que lo peor había pasado. El corazón en un puño siguió su ritmo desbocado. Nada era como lo había pensado. Intentó calmar su angustia. Cuatro kilómetros. Dos minutos cuarenta y siete segundos. Las ráfagas eran como destellos de un fuego espurio. Centellas en la noche. No hubo más. El coche chocó con el árbol. El alma del conductor se dio a la fuga.